SIN ESCAPE: LA TRAGEDIA DE A PUERTA CERRADA

 

En su obra teatral existencialista “A Puerta Cerrada”, Jean Paul Sartre, reconocido filósofo y escritor francés, pretende demostrar cómo los individuos son constantemente juzgados y definidos por los demás, lo que genera una forma de esclavitud psicológica. A través de la convivencia forzada de los personajes, Sartre expone cómo la percepción y el juicio de los otros pueden convertirse en una tortura. Al no haber escapatoria física ni posibilidad de ignorar a los demás, los personajes se ven obligados a enfrentarse a la cruda realidad de su existencia y a sus actos pasados, resaltando la responsabilidad individual y la imposibilidad de escapar de la mirada ajena. Al respecto, en “la de los asesinos” se menciona lo siguiente:
“INÉS.—En la de los asesinos, quiero decir. Estamos en el infierno, nenita, y nunca se producen errores; a la gente no se la condena por nada.
ESTELLE. --Cállese.
INÉS.—¡En el infierno! ¡Condenados! ¿Lo oyen? ¡Condenados!
ESTELLE. --Cállese, por favor. ¿Quiere callarse de una vez? Le prohíbo que emplee palabras tan groseras. (Sartre, 1944. Escena V, P. 14).
Se presenta un diálogo entre dos personajes, quienes están en el infierno. Inés menciona que están en "la de los asesinos", lo cual se puede interpretar que hace referencia al lugar, en el infierno en el que se encuentran. Afirma que en el infierno no se producen errores y que la gente no es condenada por nada. Estelle, por su parte, parece no estar dispuesta a afrontar la realidad de su condena en el infierno.
INÉS.—Está condenada la santita. Condenado el héroe irreprochable. Todos
tuvimos nuestro momento de placer, ¿no es cierto? Hay gentes que han
sufrido por nuestra causa hasta la muerte, y eso nos divertía mucho,
¿no? Pues ahora hay que pagarlo. (Sartre, 1944. Escena V, P. 14).
Podemos notar como Inés continúa expresando su desesperanza y resignación ante la condena en el infierno, menciona que incluso las personas consideradas santas o héroes irreprochables están condenadas. Podemos interpretar que este diálogo entre Inés y Estelle refleja la desesperanza y resignación de Inés ante la condena en el infierno, contrastado con la negación de Estelle ante la dura realidad.
El diálogo nos lleva a reflexionar sobre la responsabilidad que conllevan nuestras acciones en la vida cotidiana. Nos invita a considerar detenidamente cómo nuestras elecciones pueden tener un impacto en los demás y en nosotros mismos. Destaca la importancia de pensar en las posibles consecuencias de nuestros actos antes de llevarlos a cabo. Además, nos insta a cultivar la empatía hacia los demás, reconociendo que cada individuo tiene sus propias emociones. Asimismo, nos recuerda que asumir las repercusiones de nuestras decisiones es inevitable, ya que en algún momento nos enfrentaremos a las consecuencias. El fragmento nos anima a ser más conscientes y responsables en nuestras acciones, considerando siempre cómo estas afectan a nuestro entorno y a nosotros mismos.
En el siguiente fragmento de la obra de Jean Paul Sartre se encuentran en una situación desconcertante. Mientras Garcin declara tener su vida en orden, las interacciones revelan una dinámica compleja entre ellos. Se mencionan temas como la soledad, la incomodidad y las relaciones humanas, despertando la curiosidad sobre la razón de su reunión y el significado de su interacción.
Mi vida está en orden. Completamente en orden. Se puso en orden ella sola allí, así que no tengo que preocuparme de eso.
GARCIN.—Sí, ¿verdad? ¿Y le parece tan sencillo? (Se pasa la mano por la frente.) ¡Qué calor! ¿Me permiten? (Va a quitarse la chaqueta.)
ESTELLE.—¡Por favor, no! (Más suavemente.) No... Me horrorizan los hombres en mangas de camisa.
GARCIN.—(Movimiento inverso.) Está bien. (Una pausa.) Yo me pasaba las noches en las salas de redacción. Hacía siempre un calor infernal. (Una pausa. El mismo juego que antes.) «Hace» un calor infernal. Es de noche.
En el fragmento presentado, tres personajes Garcin, Estelle e Inés conversan en una habitación en el infierno. Garcin menciona que su vida está en orden, aunque su afirmación parece un intento de autoengaño. Al referirse al "calor infernal", Garcin habla tanto del calor físico en la habitación como de una incomodidad emocional profunda. Estelle reacciona negativamente cuando Garcin intenta quitarse la chaqueta, mostrando su preocupación por las apariencias, incluso en el infierno. Este rechazo hace que Garcin se detenga, destacando las dinámicas de poder entre ellos. Garcin menciona su experiencia en las salas de redacción, describiéndolas también como de "calor infernal", sugiriendo que su sufrimiento actual es una extensión de su vida pasada. En conjunto, el diálogo explora las características individuales de los personajes y las tensiones en sus interacciones, reflejando su desesperación y condena eterna.
ESTELLE.—¡Ah!, sí, mira, es de noche ya. Olga se está desnudando. ¡Qué rápido pasa el tiempo en la Tierra!
INÉS.—Es de noche. Han precintado la puerta de mi habitación. Y la habitación está vacía en la oscuridad.
GARCIN.—Han dejado las chaquetas en el respaldo de las sillas y se han subido las mangas de las camisas por encima de los codos. Huele a hombres y a tabaco. (Un silencio.) Me gusta vivir entre hombres en mangas de camisa.
ESTELLE.—(Secamente.) Sí, no tenemos los mismos gustos, y esa es una prueba de ello. (Hacia INÉS.) ¿Y a usted le gustan los hombres en camisa?
INÉS.—En camisa o no, no me gustan mucho los hombres, ¿sabe?
ESTELLE.—(Mirando a los dos con estupor.) Pero ¿por qué, me pregunto yo, «por qué» nos han reunido?
INÉS.—(Con una risa ahogada.) ¿Qué dice usted?
ESTELLE.—No sé; los miro y pienso que vamos a continuar juntos... Yo me esperaba encontrar amigos o gente de la familia.
INÉS.—¡Ah, sí! Un buen amigo con un agujero en medio de la cara.
 
Inés, por su parte, muestra desdén hacia los hombres y se burla de las expectativas de Estelle sobre encontrar amigos o familiares en el infierno. Podemos interpretar que este diálogo refleja las tensiones y diferencias entre los personajes, con Garcin tratando de encontrar comodidad, Estelle aferrándose a convenciones sociales e Inés mostrando su cinismo y desilusión. La interacción sugiere que la verdadera tortura en el infierno es la convivencia forzada y el juicio constante entre ellos, resonando con la idea central de Sartre de que "el infierno son los otros".
 Este diálogo nos invita a considerar la importancia de la autenticidad y la responsabilidad emocional en nuestras interacciones. Nos recuerda que nuestras acciones y decisiones tienen un impacto duradero, tanto en nosotros mismos como en los demás, y subraya la necesidad de enfrentar honestamente las repercusiones de nuestras elecciones. La obra nos insta a ser más conscientes de cómo nuestras actitudes y comportamientos afectan nuestro entorno y a cultivar una mayor empatía y comprensión hacia los demás.
En esta intensa escena, los personajes se enfrentan a la dolorosa realidad de su existencia compartida, donde ni la muerte ofrece una vía de escape. Estelle, en un intento desesperado por romper el ciclo de sufrimiento, ataca a Inés, solo para recordar que están atrapados en una eternidad sin fin ni salida. La risa de Inés, que resuena en el espacio, subraya el absurdo de su situación: ya no hay esperanza ni liberación, solo la perpetuidad de su tormento. La resignación final de todos, encapsulada en la palabra "¡Para siempre!", refleja una aceptación amarga de su destino, un destino donde la verdadera tortura es la convivencia interminable con los demás.
ESTELLE. —¡Amor mío!
GARCIN. —(Rechazándola.) Déjame. Ella está con nosotros. No puedo estar contigo cuando ella me mira.
 ESTELLE. —¡Está bien! Ya no nos verás más. (Coge el cortapapeles de la mesa, se precipita sobre INÉS y le asesta varias puñaladas.)
INÉS.—(Se debate riendo.) Pero ¿qué haces, ¿qué haces? ¿Estás loca? Tú sabes de sobra que ya estoy muerta.
 Dos personajes hablan en el infierno. Inés menciona que se encuentran en "la de los asesinos", lo cual podría interpretarse como una referencia al lugar, al infierno donde se encuentran. Se dice que en el infierno no hay errores y que las personas no son condenadas por nada. Estelle no parece estar dispuesta a aceptar la realidad de que estará encarcelada en el infierno. La desesperación, el absurdo y la inescapabilidad de la situación de los personajes se muestran claramente en esta escena crucial. El mensaje central sobre la naturaleza del infierno y las relaciones humanas se encapsula perfectamente en la frase "No puedo estar contigo cuando ella me mira". Estelle, intentando
ESTELLE.—¿Muerta? (Deja caer el cuchillo. Una pausa. INÉS recoge el cuchillo y se apuñala con rabia.
 INÉS.—¡Muerta! ¡Muerta! ¡Muerta! Ni cuchillo, ni veneno, ni cuerda. «Ya está hecho», ¿comprendes? Y estamos juntos para siempre. (Ríe.)
ESTELLE.—(Se echa a reír.) ¡Para siempre, Dios mío, ¡qué cosa tan curiosa! ¡Para siempre!
 GARCIN.—(Ríe mirando a las dos.) ¡Para siempre! (Caen sentados, cada uno en su canapé. Un largo silencio. Dejan de reír y se miran.
“INÉS recoge el cuchillo y se apuñala con rabia” este acto de autolesión simboliza no sólo la desesperación de Inés, sino también su incapacidad para escapar del dolor que le infligen los otros y el que ella misma se inflige. A pesar de todo, seguimos siendo responsables de nuestras acciones y de las consecuencias que estas traen. El gesto de Inés también sugiere una forma de castigo autoinfligido, una representación física de la culpa y el tormento interno que siente. Nos recuerda que, en última instancia, nuestras decisiones y comportamientos hacia los demás pueden tener repercusiones devastadoras tanto para nosotros como para aquellos que nos rodean. Este acto desesperado subraya la inexorabilidad del sufrimiento en el infierno, un lugar donde el dolor es perpetuo y las acciones, por más extremas que sean, no traen liberación ni alivio.
Este diálogo nos invita a una profunda reflexión sobre la naturaleza humana frente al sufrimiento y la desesperación. Muestra cómo, en situaciones extremas, las personas a menudo recurren a acciones irracionales en un intento desesperado por cambiar su realidad. La negación y el rechazo a aceptar una situación dolorosa son reacciones humanas comunes, y esto se ve reflejado en la manera en que los personajes buscan desesperadamente un escape, aunque sea imposible.
La obra enriquece nuestros conocimientos, así como también, nos desafía a explorar más a fondo su significado y su impacto en nuestra propia vida porque adentra en la compleja idea de que los seres humanos están constantemente torturados por el juicio implacable de los demás. La convivencia forzada de los personajes en el infierno expone que su verdadero tormento proviene de la percepción y la interacción mutua. Este entorno claustrofóbico destaca cómo las miradas y opiniones ajenas pueden convertirse en una prisión psicológica, obligándonos a reflexionar sobre la naturaleza de nuestras relaciones y el peso que damos a la opinión de los demás en la construcción de nuestra identidad. En última instancia, esta obra promueve la lectura al ofrecer una experiencia literaria enriquecedora y estimulante que desafía las convenciones sociales y filosóficas, invitando a los lectores a reflexionar sobre su propio ser y su lugar en el mundo. La obra sirve como una invitación a la exploración intelectual y emocional, fomentando así el hábito de la lectura como una herramienta para el crecimiento personal y la comprensión del mundo que nos rodea.

 

Referencias: 

 

Sartre, J.-P. (1944). Huis clos: pièce en un acte, suivie de Les mouches. París, Francia: Gallimard.

https://sociologiaycultura.wordpress.com/jean-paul-sartrehuis-closa-puerta-cerrada/

 







 

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